A sólo 20 kilómetros al sur del Ártico, en un lugar que recibe sólo dos horas de luz solar al día durante el invierno, un hombre logró capturar una vista nunca antes vista. ¡Derramó una botella de té caliente a -40 y obtuvo algo increíble!
Cuando decidió derramar el termo con té a una temperatura que alcanzaba los -40°C, no tenía idea de qué tipo de escena se encontraría.
Sin embargo, esta intención estaba planeada desde hacía mucho tiempo.
El deseo del fotógrafo Michael Davies le llevó a la cima donde el sol brillaba con más fuerza, y a la que se tardaron 45 minutos en coche bajo una intensa nieve.
Nada se dejó al azar al capturar esta fotografía. Se controla minuto a minuto la temperatura, también la fuerza del viento, la incidencia de los rayos del sol en un determinado ángulo y, por supuesto, muchas botellas de té caliente.
Al final, accidentalmente derramó el termo con líquido caliente y tomó una foto que nunca soñó.
El líquido se convirtió en hielo afilado que formó un círculo a su alrededor, los rayos del sol atravesaron el círculo en el medio.
Aunque no tenía idea de que alguna vez haría una foto de la que hablaría el mundo, ahora admira su experimento, que, según todos los indicios, fue un éxito.
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